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Un hallazgo contra la hipertensión

Maria Paz Ocaranza

Un hallazgo contra la hipertensión

Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina, encabezados por María Paz Ocaranza, ha demostrado que una molécula, la Angiotensina-(1-9), es capaz de disminuir la presión arterial y de revertir los daños que esta puede producir en órganos como el corazón y el riñón.

En Chile, el 26% de la población padece de hipertensión. Y de este grupo, el 23% desarrolla hipertrofia del corazón, una grave patología que consiste en el crecimiento anormal del corazón y que puede llevar a la insuficiencia cardíaca.

Frente a ambos trastornos, un grupo de investigadores de la División de Enfermedades Cardiovasculares, de la Facultad de Medicina UC, ha encontrado un camino que puede encaminar a un nuevo concepto en su tratamiento.

Encabezados por la doctora María Paz Ocaranza, este equipo lleva algunos años investigando los efectos de la molécula Angiotensina-(1-9) sobre el corazón. En 2008, y a través de un proyecto Fondecyt, descubrieron en modelos animales que este péptido impedía el crecimiento anormal del corazón, hallazgo que un año después inició su proceso de patentamiento internacional.

Cuando hay hipertrofia cardíaca lo natural es que se produzca un proceso de compensación inicial, pero con el tiempo, y si esta condición se mantiene, el sistema se descompensa, lo que genera la patología: el crecimiento anormal del corazón, que afecta la capacidad contráctil de este órgano con graves consecuencias.

"El corazón va perdiendo fuerza, la persona ve disminuida su capacidad física, hasta que se llega a un nivel de disfunción en que la única posibilidad de seguir con vida es un trasplante", explica María Paz Ocaranza. Esta enfermedad, que afecta a los cardiomiocitos o células que otorgan la capacidad contráctil, puede ser provocada por infarto al miocardio e hipertensión arterial, entre otros factores.

El efecto de Angiotensina-(1-9) en prevenir la hipertrofia cardíaca se corroboró mediante ensayos in vitro e in vivo en animales. El hallazgo fue hecho por los doctores María Paz Ocaranza y Jorge Jalil, de Medicina UC, y por los doctores Sergio Lavandero y Mario Chiong, del Centro Fondap de Estudios Moleculares de la Célula, de la Universidad de Chile.

Un nuevo paso

Al mismo tiempo que este grupo de investigadores preparaba los estudios para llegar a un desarrollo farmacológico con esta molécula, siguió investigando sus efectos en el organismo. Entonces, encontraron algo aún más relevante: "Esta molécula es capaz de producir un efecto antihipertensivo; es decir, puede disminuir el aumento de la presión arterial", señala la doctora Ocaranza. "Si a un animal (una rata) le damos un estímulo hipertensivo y luego le administramos la molécula, esta es capaz de prevenir el desarrollo de la hipertensión. Y si un animal que ya es hipertenso recibe la Angiotensina-(1-9), observamos disminución de la hipertensión arterial en un 20%".

Otro efecto positivo que encontraron al administrar este principio activo a modelos animales fue que disminuyeron o revirtieron los daños en los "órganos blancos" (corazón, vasos y riñones), producto de la hipertensión. "También vimos que la Angiotensina-(1-9) era capaz de proteger el endotelio de la pared de los vasos, y que tenía un efecto muy importante en mejorar la función renal", dice la investigadora.

El grupo de investigación –en conjunto con el Dr. Luis Michea, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile– hizo la solicitud de patente de estos hallazgos en el año 2010. Las dos que se originaron con estas investigaciones se refieren a las nuevas aproximaciones terapéuticas basadas en la Angiotensina-(1-9) y sus derivados; es decir, moléculas similares a ella que probablemente lleguen a tener capacidades biológicas mejoradas en el laboratorio.

Estos descubrimientos permiten vislumbrar el desarrollo de un fármaco que pueda entregar esta molécula al organismo de un modo más eficiente. "Con ello, estamos generando una innovación en el enfoque de la terapia cardiovascular: no se trata en este caso de bloquear vías que son negativas para nuestro organismo, sino de favorecer las que son positivas. Lo que haremos es aumentar los niveles de biodisponibilidad de la molécula Angiotensina-(1-9)", explica la doctora Ocaranza.

Para el desarrollo de un fármaco relacionado con estos hallazgos, los investigadores de la UC y de la U. de Chile están trabajando en conjunto con los doctores Robson Santos y Rubén Sinisterra, de la Universidad de Minas Gerais, Brasil. María Paz Ocaranza explica que, junto a esta terapia innovadora basada en Angiotensina-(1-9), se está estudiando la forma de entregarla en forma eficiente al organismo a través de un transportador que le permita pasar las vías digestivas sin ser degradada y llegar a la circulación.

Los pasos que siguen son los estudios preclínicos que permitan hacer, luego, las pruebas en pacientes. "Primero se debe demostrar la eficacia y la seguridad de este nuevo fármaco en modelos animales; es decir, estudiar sus posibles efectos adversos y cuáles son las concentraciones óptimas de este nuevo principio activo en el organismo, antes de pasar a la fase clínica con pacientes", concluye María Paz Ocaranza.


PUBLICACIONES INTERNACIONALES

El trabajo con el hallazgo sobre la Angiotensina-(1-9) en la hipertrofia del corazón fue publicado por este grupo en la revista científica Journal of Hypertension en 2010. Al año siguiente, en la misma revista publicaron los primeros atisbos de la relación que había entre esta molécula y la hipertensión.

Recientemente, un grupo inglés de la Universidad de Glasgow publicó en la revista The Journal of Physiology el mecanismo por el cual la Angiotensina-(1-9) ejerce su efecto sobre la hipertrofia del corazón, aventurando cuál es el receptor que podría estar operando y basándose en los hallazgos del grupo de investigadores de la Pontificia Universidad Católica de Chile.